lunes, 21 de diciembre de 2009

Sin comida navideña de empresa


La crisis de las narices deja mella en el Excelentísimo Ayuntamiento de Agost. Por falta de fondos se canceló la comida que había ofrecido a la tercera edad. Como era de esperar –y que conste que no me quejo por ello-, los trabajadores nos hemos quedado también sin la tradicional comida de empresa que viene celebrándose desde hace años como regalo en lugar de la clásica canasta de aguinaldo.

A pesar de la crisis, mis compañeros se pusieron a organizar algún sarao, que cada uno pagaría de su bolsillo, faltaría más. Desde el principio surgieron opiniones divididas entre quienes querían comida a mediodía y los que preferían cena. Yo pertenezco al primer grupo pues procuro rehuir las cenas pesadas que me impiden dormir. Además, de noche parece que el personal se desmadra más y se convierten en gremlins traviesos después de medianoche.

La división de pareceres entres quienes preferían cena o comida llegó a tal punto que se produjo un cisma: unos cenaron el viernes pasado y otros almorzarán el martes. ¿Qué clase de comida de hermandad es ésa? ¿No se supone que es un acto de compañerismo? ¡Menudo espíritu de Navidad! Tengo más afinidad con los de la cena pero no me van los segregacionismos. O todos moros o todos cristianos, como decimos por aquí. O sea que pasé del tema. El problema es que me tildarán de tacaña cuando por una vez, gracias a Dios, no se trata de eso. Me da igual lo que piensen, aunque visto por el lado pecuniario, con el dinero que me pueda gastar comemos mi chico y yo otro día por ahí, y sin malos rollos.

3 comentarios:

ana dijo...

Nosotros ni nos hemos planteado hablar de juntarnos a cenar. Je, je, yo no he abierto la boca...he esperado y como todos hemos hecho lo mismo pues nada. Pero esta noche nos juntamos mas de cien de la Asociación de Mujeres.

Conchi dijo...

Ana, cuéntanos qué tal fue la cena. ¡Qué peligro, más de cien mujeres juntas!

carolina dijo...

Vaya, qué curiosa división entre almorzadores y cenadores. Yo, que siempre opto por la tercera vía cuando no existen más que dos caminos, os sugeriría que hicieseis una merendola. Así nadie discute, ¡ea! En serio, qué manera de complicarse la vida. Me parece muy coherente tu actitud de no tomar partido por nadie. Es extraño que un acto de hermandad se celebre por separado. O tal vez no tanto. Lo que menos ha de importarte es lo que piensen los demás, pues has dado sobradas muestras de que no eres de la hermandad del puño y que te apuntas a un terremoto… pero no a una escisión.