miércoles, 22 de agosto de 2007


Píldoras de la genial Mae West, muestras de una gracia glamourosa que, por desgracia, ya no existe:

Yo no fumo ni bebo, pero no tengo nada en contra de la gente que lo hace, porque no siempre se puede estar haciendo el amor.

Mae West nunca lloraría por un hombre. Se limitaría a gritar: ¡El próximo!

Cuando soy buena, soy buena; cuando soy mala soy mucho mejor.

Me han preguntado si no me he cansado nunca de ser Mae West, y la respuesta es que no. Jamás se cansa una de lo bueno.

Entre dos males, elijo el que no he probado.

Me gustaría hacer todo el día lo que hago toda la noche.

¿Para qué casarse y hacer sufrir a un hombre cuando se puede hacer felices a muchos?

Jamás me he sentido pecadora. El sexo es algo natural. Siempre he creído en él. Y lo que es natural no puede ser malo.

Los caballeros pueden preferir a las rubias. Pero ¿quién dijo que las rubias preferían a los caballeros?

Estoy enamorada de mí misma. Pero no es egoísmo. Si tú misma no te quieres ¿cómo vas a querer a otra persona?

Oh Dios mío, ya no hay caballeros como los de antes. Hoy, si un hombre te abre la puerta, o es la de su dormitorio o es el portero.

Béseme la mano: mañana me besará el resto.

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